Siguiendo con la crónica del viaje a EUA, Boston fue el segundo destino (Filadelfia fue el primero). Aquí ya nos reunimos los cuatro y estuvimos disfrutando de unos colores otoñales preciosos que iban del dorado al rojo caldera, largos paseos por parques, y recorridos por calles y plazas que ya empiezan a ser familiares.
En cuanto a los sitios que comimos y paramos a retomar fuerzas, mi hermano tuvo el detallazo de preparar un listado de lugares teniendo en cuenta mis gustos y preferencias así que el título del post, aunque quizás peque de un pelín engreído, es bastante cierto porque los sitios están seleccionados con mucho esmero y cariño 🙂
1. Swish Shabu (japonés). 84-86 Peterborough Street, Boston.
Lo probamos el primer día y fue genial porque los cuerpos de Rícard y el mío empezaban a pedir a gritos menos bocadillo y calorías. Este restaurante tiene su gracia porque cada mesa tiene dos fogones eléctricos. Y, pidas lo que pidas, te lo traen crudo. Nosotros pedimos carne con verduras y fideos. Nos trajeron la comida junto con dos ollas con caldo que pusieron en el fuego. Cuando el caldo se calentó un poco, empezamos a meterle la comida y se hizo todo en un momento. El caldo (dos tipos diferentes) le da un gusto súper bueno y te lo comes todo el rato caliente.
Quizás esto existe también aquí pero yo no lo había visto nunca y me pareció súper original. El local no tiene nada de especial pero desde luego la comida merece la pena.
Quizás esto existe también aquí pero yo no lo había visto nunca y me pareció súper original. El local no tiene nada de especial pero desde luego la comida merece la pena.
Este sitio también tiene su qué. Es un local muy pequeñito, con apenas unos taburetes y una barra para sentarse y comer, donde solo sirven bocadillos de roast beef. Pero qué bocadillos! La carne se deshace totalmente en la boca, están increíblemente buenos. El sitio abrió hace un año, debido a que su dueño, un chico de 24 años recién salido de la BU (Boston University) recordaba de su infancia unos bocadillos de roast beef de un restaurante que cerró. Su objetivo era recuperar ese roast beef de calidad y lo cumple sobradamente. Puedes escoger entre 3 tipos de pan, 3 tamaños diferentes, y un buen surtido de salsas y toppings. Si te gustan los retos (y el picante) hay un desafío: comerte uno de los bocadillos, tamaño grande, con la salsa thermonuclear sauce, una salsa extra picante hecha con nosequé que es lo que se usa en la India para defenderse de los violadores (o eso nos dijeron). Si logras acabarte el bocadillo invita la casa y tu foto se cuelga en la pared del local. Yo probé una muestra diminuta de esa salsa y acto seguido me bebí una botella de agua de 0,5l entera. Sentía que estaba en llamas!
3. Tatte, bakery & cafe. 1003 Beacon Street, Brookline (aunque hay dos más en Cambridge, puedes ver las direcciones en su web tattebakery.com)
Una pastelería y cafetería muy acogedora y agradable que hace unos dulces suuuuper buenos. Esta la descubrimos en el viaje del año pasado y creo que desayunamos allí cada día. Eso sí, como el lugar es chiquitito, a veces hay problema de overbooking y no queda otra que comérselo en la calle.
4. Max Brenner. 745 Boylston Street, Boston.
Ojo a su presentación: un restaurante y cafetería donde TODO tiene chocolate. Vale, todo no, pero el 98% de su carta sí. Nosotros fuimos a comer solo el postre y el olor del local era a chocolate puro. La carta tenía opciones infinitas (la de postres es tan grande como la del menú). Es para ir un día a ponerse morado de dulce y no sentirse culpable después.
Este fue el japonés al que fuimos para celebrar el cumpleaños de mi hermano. Es un sitio muy tranquilo y agradable, y tienes la posibilidad de ver cómo preparan tu comida en directo. Es un espectáculo, los cocineros tienen un arte increíble en manejar los cuchillos y prepararte unos yakisoba, un arroz, carne, pescado o lo que sea en un santiamén.
Para toda aquella persona que le guste disfrutar de una buena taza de té. Es una tienda y cafetería que tiene un surtido variadísimo. También venden unas teteras y unas tazas súper bonitas, de colores. Con el frío que estaba haciendo, la verdad es que apetecía entrar, sentarse y tomar un buen tazón bien calentito.
7. West Elm. 160 Brookline Avenue, Boston.
Me lo hubiera quedado todo de esta tienda. Pero me conformé con una funda monísima para el ipad y dos guantes diminutos, hechos a mano, como adorno del árbol de Navidad. Es una tienda de muebles y decoración y la tenía fichadísima por internet de modo que cuando la vimos de carne y hueso no me lo podía creer. Tienen todas las pijadas que te puedas imaginar y, en el mismo momento que las ves, te entra la necesidad de comprarlas todas. El estilo, tanto de decoración como de mobiliario, es precioso y es para ir sin prisas ni con nadie a tu lado que te vaya diciendo «ya está? ya podemos irnos?»
Otra tienda de la que te lo llevarías absolutamente todo. Tienen ropa, utensilios de cocina, algunos muebles, bolsos… y todo tiene una base sencilla, desenfadada, pero siempre con un toque de sofisticación. Es una tienda preciosa. Yo me conformé en comprar un pomo para el zapatero que tengo en el pasillo. Puedo asegurar que ahora mismo es el mueble más sofisticado de mi casa :p
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