este es un post cortito. tenía preparado otro diferente para hoy pero esta semana me ocurrió algo que me descolocó y me dejó pensando un buen rato, y quería compartirlo aquí.
en mi último año de carrera en trabajo social hice una asignatura sobre salud pública. era la asignatura más temida de toda la carrera porque, no solo hablaba de conceptos técnicos con los que no estábamos familiarizados, sino que el profesor, un médico, tenía fama de estricto y de hacer trabajar de lo lindo. aun a riesgo de sonar prepotente, tengo que decir que la disfruté mucho. la materia en sí no me apasionó especialmente pero es cierto que él nos hizo trabajar mucho más que la media de profesores, apostando por una metodología más de proceso y no tantos codos, haciéndonos estudiar casos reales, debatir y trabajar en grupo constantemente. para mí era retador salir de nuestra área de confort pero estimulante a la vez, y él te acompañaba y tú aprendías. así es como, a mi entender, debería ejercerse la docencia.
al acabar las asignaturas en junio teníamos la opción de hacer un examen o trabajo para subir nota. yo tenía una media de sobresaliente alto en esa materia y el profesor me comentó que, si hacía el trabajo de mejora, tenía muchas posibilidades de conseguir una matrícula de honor. le estuve dando muchas vueltas; para mí era una satisfacción grande tener una matrícula y también sentía que le «fallaba» si no lo hacía pero había acabado muy cansada de los exámenes y justo empezaba a trabajar en 2 lugares diferentes así que no veía factible hacer un trabajo que estuviera a la altura. finalmente decidí no presentarme y le mandé un correo agradeciendo su sugerencia y explicando por qué no me presentaba. cuando fui a buscar las notas finales de la carrera vi que en salud pública tenía una matrícula de honor.
hace unos años, en 2013 o 2014, contacté con él para una consulta médica puntual. intercambiamos un par de correos y ya está. y el martes, 3 años después del último correo, recibí un mail de él donde me invitaba a la presentación de su primer libro y me decía: no m’estic de compartir amb tu el llibre que presentaré el dia 15 perquè forma part de la història comuna. Com poso en la dedicatòria del llibre, aquest no s’hagués pogut fer sense la interacció de persones com tu. (traducción: comparto contigo el libro que presentaré el día 15 porque forma parte de una historia en común. como escribo en la dedicatoria del libro, este no se hubiera podido hacer sin la interacción de personas como tú.).
lo leí y me descoloqué y me emocioné y se me llenaron los ojos de lágrimas. me hizo darme cuenta de que, en realidad, no tenemos ni idea del impacto que provocamos en la vida de los demás. y no hablo de grandes impactos, no me refiero a cambiar la vida de nadie, pero nuestras palabras, nuestros gestos, nuestra actitud y nuestro comportamiento impactan en los otros, los afectan, para bien y para mal. y esto me hizo pensar en la importancia que tiene que seamos conscientes de lo que decimos, de lo que hacemos, de cómo nos relacionamos, de cómo somos y de cómo vivimos, para ser más conscientes justamente de cómo incidimos en las otras personas. y aunque habrá veces, la gran mayoría, que no sepamos qué de lo que hemos dicho o hecho ha tocado en alguien ni de qué manera, sí sabremos que lo que hacemos y lo que somos, lo hacemos y lo somos consciente y responsablemente.
además de todo esto, también me hizo pensar en lo importante que es poder decirle a alguien que te ha impactado positivamente, del regalo que supone para el que lo recibe.
al final no ha sido un post tan cortito 🙂 buen viernes y feliz fin de semana ***
pd. sobre la generosidad & hemos perdido un poco el norte
{la fotografía es de Mönica Bedmar, de un post precioso que ha escrito titulado «Aunque nos traten de locos» y que merece mucho la pena leer}
{la fotografía es de Mönica Bedmar, de un post precioso que ha escrito titulado «Aunque nos traten de locos» y que merece mucho la pena leer}
besote desde Argentina
Un besazo y muchas gracias!
El pasado jueves fui a llevarle unas botas para poner la tapa y me puse a la cola de un par de personas mayores que estaban allí. ME dijeron que pasara, ellos sólo estaban charlando con él...
De ahí pensé... es cierto, suena siempre hay gente en la ventanita de su taller compartiendo conversación...
Sus palabras y gestos impactan en mucha gente...
Gracias por tu preciosa reflexión.