sobre las ganas de vivir


el sábado me desperté a las 8,15h. después de disfrutar unos minutos todavía con los ojos cerrados del lujo de no tener prisa por salir de la cama cuando suena el despertador, me puse a leer El libro de Las Casas Bellas, de Kireei. rícard se desperezó al poco rato y se unió a la lectura con su propio libro.

leyendo los dos en silencio, con la calma que se respira a estas horas en el barrio (nada que ver con el jaleo de apenas 4 o 5h antes…), viendo reportajes fotográficos exquisitos y leyendo historias inspiradoras, estaba tan a gusto! sentía que podía pasar toda la mañana así. pero también quería desayunar con tranquilidad, y quería ir a los diferentes espacios de los proyectos que han participado en la publicación Historias de Madrid para entregarles su ejemplar, y quería ir al mercado con rícard para hacer la compra de los próximos días, y por la tarde quería dedicarme a trabajar tranquilamente con cosas atrasadas, y ver una película con rícard, y empezar a envolver algunos de los libros para la fiesta de presentación del miércoles, y, y, y… me quedé un momento en la cama sin saber qué hacer, colapsada por los planes y por la imposibilidad de hacerlos todos.

y ahí, justo cuando la ansiedad empezaba a hacer acto de presencia, me di cuenta. me di cuenta de lo maravilloso que era querer hacer tantas cosas que no sabía ni por dónde empezar. porque no se trataba de obligaciones, y eso era lo bonito (y lo difícil de la elección), todo me apetecía. e inevitablemente esto me llevó a acordarme de otras épocas en las que salir de la cama suponía un gran esfuerzo, días en los que no quería abrir los ojos, en los que deseaba desesperadamente poder permanecer bajo las sábanas y despertar nuevamente cuando todo hubiera pasado.

y por supuesto hay un tema importante de actitud y de voluntad y de esfuerzo y de querer ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, pero la vida a veces es difícil, muy difícil, y pasamos por situaciones duras que nos zarandean y que parece que nos pongan a prueba, a ti y a tu capacidad de resistencia y de resiliencia.

y me sentí inmensamente agradecida por esa sensación, por querer hacer tantas cosas con mi sábado que me agobiaba, porque no siempre ha sido así, ni es así para todo el mundo. y es una sensación preciosa, de las más bonitas que se pueden experimentar, la de las ganas de vivir.

y como no es una sensación gratuita, que está a disposición para cuando la queramos, me pareció importante darle el valor que merece y escribirla. para que, cuando me sienta agobiada y desbordada porque no alcanzo a hacer todo lo que me gustaría, pueda recordar lo afortunada que soy de sentirme así, y para que, cuando vengan días más grises, pueda recordar que, como todo, pasará.



pd. desde el lanzamiento de Historias de Madrid el trabajo se me ha multiplicado por 4 y todavía no sé manejarme en esta situación, tengo la sensación de que llego tarde a todo y que no paran de escapárseme cosas. necesito ubicarme en esta nueva realidad y volver a encontrar un ritmo y rutina para que todo fluya y, sobre todo, para que yo fluya. en este tiempo de ajustamiento el blog puede resentirse. tengo libros por compartir, historias y proyectos bonitos, pero me cuesta mucho encontrar el espacio mental tranquilo y necesario para mí para escribir. confío en que pronto lo recupere 🙂




4 Comments

  • Poco a poco Anna. El blog tiene su propio ritmo y a mi me parece que funciona genial. El post de hoy me parece sublime, será porqué me identifico con él, que importantes son las ganas, verdad? Un besote.
  • Qué arte tienes Anna, es una maravilla la capacidad que tienes para expresar con palabras lo que much@s sentimos en infinidad de momentos.
    Te admiro
    Besos
  • gracias Noelia, me alegro mucho de que te haya gustado :) un beso grande ***
  • ay, qué bonita siempre con tus palabras, Noe. muchísimas gracias, un abrazo muy grande ***

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