una de héroes

Esta historia empieza en una cena del mes de abril de este año, en casa de Carlos & Sara. Estábamos Edu, Rícard & yo, y los anfitriones. Llevábamos un rato hablando sobre la afición de Rícard a correr, el subidón que le da el terminar una carrera, y el deseo de hacer, algún día, una triatlón.

Comentamos que en octubre se celebraba la Garmin Barcelona Triathlon y, con la valentía y la soltura que te dan unas copas de vino, decidieron de repente inscribirse en la categoría Olímpica, por relevos (para inscribirse en la individual hubieran hecho falta muchas más copas de vino). La Olímpica consistía en 1,5km nadando, 40km en bici y 10km corriendo. Carlos haría la natación, Edu, la bici, y Rícard, la carrera.

Ahí quedó la inscripción y la poca convicción de Sara y mía de que, llegado el día, harían la triatlón (mujeres de poca fe, lo sé). Los meses pasaron y finalmente, ayer, el día llegó.

Con las dudas de si finalmente podrían hacer la triatlón entera o si se tendrían que conformar con un apañillo debido a la previsión meteorológica, a las 7.00 am se plantaron en el parking enfrente de la Mar Bella. Confirmaron que la triatlón se celebraría entera y empezaron los nervios y la excitación propios de cuando vas a hacer algo que te apetece mucho pero, a la vez, te asusta un poco.

La mañana pasó divinamente. Tuve la suerte de poder ir a verlos y disfruté como la que más. El día se arregló por completo, luciendo un sol digno de verano y un calorcito correspondiente al mes de junio. Con mi pegatina de «supporter» pude estar prácticamente todo el rato con ellos, compartiendo la espera, la ilusión y la agitación de ver llegar al que competía y ver salir al siguiente. La organización del evento fue perfecta, y me imagino que no era fácil teniendo en cuenta su magnitud, el volumen de participantes y el montón de categorías y pruebas que se realizaban a la vez; y la música y megafonía que se oía de fondo no hacía más que incrementar los ánimos y la motivación de los participantes (y de los supporters, claro!).

El momento más emotivo, por eso, fue la llegada a la meta final, cuando Rícard estaba corriendo y en los últimos 100metros se le unieron Carlos y Edu, uno por cada lado, y cruzaron la línia de meta abrazados los tres. Se me saltaron las lágrimas al verlos entrar juntos. Y ya sé que soy de lágrima fácil, así que no tiene mucho mérito, pero la imagen de ver tres amigos que se conocen desde que apenas aprendieron a andar, que han mantenido la amistad durante todos estos años a pesar de emprender caminos muy distintos, que se propusieron hacer la triatlón para hacer una cosa más juntos y disfrutarlo… esa imagen me pudo, me emocionó tanto que de qué no hago la foto!

Y por eso he querido compartirlo aquí. Porque fue una mañana increíble llena de momentos preciosos con un valor incalculable. Así que gracias Edu, Carlos & Rícard por ayer, fue genial poder compartir con vosotros todo esto.

Feliz semana 🙂

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