que viajar me apasiona no es ninguna novedad. me encanta. es con lo que más a gusto me gasto el dinero. conocer nuevos lugares, nuevas gastronomías, nuevas arquitecturas, nuevos colores y olores, diferentes maneras de entender la vida… no creo que haya nada tan enriquecedor ni que ayude a expandir tu mirada sobre el mundo tanto como viajar.
cuando viajo, por eso, me gusta conocer los sitios desde dentro, conocerlos de verdad. no siempre es posible, claro, porque en ocasiones tienes muy poquitos días para estar en un lugar y entonces es difícil salirse de lo estrictamente turístico pero siempre que se puede, lo intento.
en los últimos años hemos ido incorporando la costumbre de hospedarnos en B&B o chambres d’hôtes y, aunque sigo declarándome fan incondicional de los hoteles, y muy en especial, de sus desayunos, es una opción que cada vez me gusta más porque tengo la sensación de que me permite conocer un poquito mejor sus gentes, el tipo de vivienda que hay… acercarme más a esto de «conocer los sitios desde dentro».
cuando en octubre estuvimos en Boston, nos hospedamos en un B&B absolutamente encantador, Bertram Inn, y tenía pendiente desde entonces hacer una entrada sobre ellos. ya sabes, por si alguna vez vas por ahí y no sabes dónde dormir 😉
de hecho, no está en Boston ciudad, sino en Brookline, que queda justo al lado, pero a nosotros nos iba mejor así porque quedábamos más cerca de mi hermano. de todos modos, con el T (metro de allí) se llega en un momento al centro de Boston y nosotros, más de un día, fuimos incluso andando.
es una casa de 3 pisos y 14 habitaciones. no hay dos iguales, en tamaño y decoración son todas distintas pero, eso sí, todas bonitas y acogedoras. cuidan muchísimo los detalles: cada noche al llegar, nos encontrábamos una pastilla de chocolate con menta junto con el menú del desayuno del día siguiente. este merece un poquito de atención porque era espectacular, de lo mejor que he visto y probado (y me considero experta en la materia). además de contar con un buen surtido de cereales, granola casera, muffins, frutas a piezas y macedonias exquisitas para tomarlas acompañadas con yogur de distintos sabores, bagels y tostadas, cada día preparaban un par de hot dishes, uno dulce y otro salado, totalmente homemade y absolutamente deliciosos: rollos de canela; pastel de calabaza; pancakes de calabaza y chocolate blanco; huevos revueltos con queso, salmón ahumado y alcaparras; pan francés al horno con queso cremoso y arándanos… cada día una sorpresa diferente. cuando abrías la puerta de la habitación te empezaba a llegar el olorcito a recién salido del horno de la cocina; bajabas al salón comedor y te sentabas, bien en la mesa grande o en uno de los sillones con mesita, bien en las mesitas que había en una especie de invernadero, con cristalera por todos lados y la luz del sol inundando la habitación; cogías un poco de esto y un poco de aquello y te dejabas disfrutar de aquella experiencia para los sentidos.
esta misma sala durante el día, además de unos sofás y revistas para que te sientes y descanses un ratito, ofrece permanentemente cafés y tés, así como frutos secos en cuencos, frutas, y una especie de congitos tremendos, de modo que más de un día hicimos un pequeño stop en el hotel para reponer fuerzas.
por último, el trato de la gente del b&b, súper atento y amigable (como nos ha pasado siempre que hemos viajado por allí, hay que decirlo). sin duda, para mí, un lugar 100% recomendable, al que volvería cada vez que fuera a Boston.
si tienes pensado ir por allí próximamente y quieres darle un vistazo a su web, los encontrarás en:
92 Sewall Avenue, Brookline
feliz inicio de semana!
pd. las fotos son de muy mala calidad porque se me ocurrió hacerlas la noche antes de irnos, así que no hacen justicia al lugar. para ver mejor cómo son las habitaciones, recomiendo mirarlo en su web!
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