coger el coche un viernes a las 6h de la tarde y escaparte de la ciudad. alejarte de los coches, del barullo, la agitación, las prisas, el sinsentido… recorrer carreteras familiares, aunque ahora hacía tiempo que no las circulabas; carreteras que te transmiten buena energía porque para ti son carreteras de verano, las que habéis hecho 500 veces en salidas de fin de semana los dos solos, con la familia, con los amigos. llegar al destino cuando ya ha oscurecido pero, a pesar de la penumbra, intuir de inmediato el mar, percibir su murmullo, reconocer su olor.
recorrer los pasillos y estancias de un hotel cuidado, familiar, con esa impronta tan nuestra de las casa de por aquí, el mediterráneo catalán. descubrir tu habitación, las sábanas planchadas, el baño impoluto, todo ordenado y acogedor.
disfrutar de la sorpresa de un menú degustación, saborear los platos, charlar. dar un breve paseo al lado del mar y reconocer lo mucho que lo echas de menos y cuánto te recarga. meterte en una bañera calentita, leer un rato; acostarte tranquila, sosegada.
entusiasmarte con la variedad y la calidad del bufete del desayuno, no lo puedes evitar, los desayunos de hotel siempre han sido tu parte favorita de la experiencia; quedarte en la mesa un buen rato con una infusión y el periódico, no hay prisa.
disfrutar cada segundo de la experiencia del masaje y la hora del spa. las luces tenues, la bandeja con infusiones en la antesala, los libros y las revistas, el olor del espacio, la sensación de que tu cabeza se va descomprimiendo a cada minuto que pasa. el aceite en tu cuerpo, las manos fuertes y firmes que se deslizan con soltura por tus hombros, tu espalda, tus piernas, los pies… el toque de gracia final: el masaje en la cabeza que borra cualquier atisbo de preocupación que pudiera quedar.
dar un largo paseo al lado del mar, deteniéndote a hacer fotos, a contemplarlo, a intentar retener todas esas buenas sensaciones que te transmite para poder recuperarlas cuando no lo tengas cerca; y acabar de la mejor forma: con una paella para dos frente a él.
así recuerdo yo el bonito fin de semana que nos regalaron mis antiguas compañeras de trabajo para nuestra boda hace un par de meses. disfrutar de un hotel de playa en los meses de invierno resultó ser una experiencia preciosa y de lo más tranquila, una manera perfecta para volver a conectar con uno mismo y recargar pilas.
el hotel en concreto, hostal spa empúries, me cautivó de inmediato, no solo por su belleza y sencillez, si no sobre todo por su filosofía. enfrente de la cala Portitxol, en Empúries, este hotel es absolutamente respetuoso con el entorno, hecho que le ha conseguido la Certificación Leed Gold (sistema de certificación de edificios sostenibles). su sostenibilidad se consigue, entre otras muchas acciones, con el uso de energía solar como fuente principal de energía; con la realización de compostaje con los restos de comida del restaurante y utilizándolo después como abono para el huerto y jardín que tienen; con el uso de materiales a base de fibras naturales como el bambú y ciertas maderas para el suelo y el aislamiento de la cubierta; con el almacenaje de aguas grises y pluviales para utilizarlas en los sistemas de riego y cisternas; con la instalación de reguladores del agua en grifos, cisternas, duchas, etc. y con muchas, muchísimas otras pequeñas acciones más.
escaparme con rícard de fin de semana es algo que me encanta; hacerlo en hoteles bonitos, cuidados y cerca del mar me gusta todavía más; pero disfrutar de hoteles que van más allá de lo estético y de lo funcional, que apuestan por cuidar al huésped Y al entorno en el que se encuentran, que tienen una mirada más amplia y una sensibilidad hacia lo que nos rodea, un cuidado y respeto hacia nuestro planeta… esta es, sin duda, la mejor experiencia para mí. ojalá este hotel inspire a muchos otros a actuar de forma similar y ojalá, también, sirva para inspirarnos individualmente, para ayudarnos a darnos cuenta de que a menudo es mucho más fácil de lo que pensamos cuidar del entorno y que los cambios son siempre pequeños gestos.
recomiendo muchísimo el hotel y la experiencia. gràcies, noies del Carmel, per aquest regal tan bonic i tan fet a mida 🙂
pd. la belleza de Les Hamaques, recogimiento y pausa en el hotel aire de bardenas & el Tramuntana hotel en Cadaqués
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