hace apenas 15 días se me cayó el alma a los pies. a mí y a miles y miles de personas más. cuando el jueves 26 salió la sentencia definitiva al juicio de la manada no daba crédito. no entiendo de leyes ni pretendo aparentarlo pero en mi cabeza y en mi corazón sabía que esa sentencia estaba mal. estaba definitivamente mal porque no puede ser que cinco hombres tengan relaciones con una chica sin el consentimiento de ella y eso no se considere violación.
compartí una foto en instagram en la que decía que no sabía si servía de algo salir a la calle pero que sí sabía que no hacerlo no cambiaría nada. una chica contestó diciendo que ella creía que sí servía para no ser cómplices callando, para demostrar que sí hay consciencia social y cultural y presionar para que las cosas cambien y, sobre todo, para hacer sentir apoyo a la víctima, darle voz y no dejarla sola.
y es exactamente eso. expresar colectivamente el gran malestar para que las cosas cambien, porque tienen que cambiar. no hay nada ni nadie que sea intocable, todo lo que es humano es susceptible de equivocación y de crítica, no existe tal cosa como la verdad absoluta porque todo lo que vemos, escuchamos y vivimos lo pasamos por nuestro filtro personal, el de nuestra experiencia y nuestros valores. y creo firmemente que es nuestro deber no dar nada por válido, expresarnos cuando creemos que hay que rectificar, cambiar. es la manera que tenemos las sociedades de avanzar. quedarnos en casa, no hacer nada al respecto, no decir nada es, como decía Eva (@vivolindo) en su comentario, ser cómplices de ello, es asentir a las cosas como están, es delegar nuestra voz y nuestra responsabilidad en unos cuantos.
los grandes cambios sociales siempre han venido precedidos de grandes movilizaciones ciudadanas:
la lucha larga, dura, valiente y decidida que protagonizaron las personas negras en EUA en los años 50, 60 y 70 para acabar con el Ku Klux Klan y la discriminación racial del país que, en ese momento, era totalmente legal; Martin Luther King y su activismo en pro de los derechos civiles; todas las reivindicaciones y luchas para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, aún vigentes; la defensa de los derechos de las personas homosexuales; mucho más recientemente, el fenómeno #metoo, en EUA, #timesup, en el Reino Unido, o #cuéntalo, en España; las innumerables manifestaciones y movilizaciones en España por el día de la mujer, en pro de la igualdad de género (entre otras muchísimas a lo largo de la historia).
las redes sociales nos proporcionan un altavoz y una visibilidad que no habíamos tenido nunca y creo que es uno de los mejores usos que les podemos dar. expresemos nuestro malestar, nuestra disconformidad, hagamos uso de nuestra voz y de nuestro deber social para crear una sociedad más igualitaria, más amable y más justa. seamos personas activas en la construcción de nuestra sociedad, proclamemos cómo queremos vivir, cómo queremos que vivan las personas que vienen detrás de nosotros, ya está bien de delegar nuestra voz. y es mucho más fácil de lo que parece, todo lo grande empieza con un pequeño gesto, hagámoslo.
me alegra y me emociona inmensamente ver la respuesta tan masiva e inmediata que hubo a la sentencia judicial: las miles de concentraciones civiles en todo el país que se organizaron en cuestión de horas; que 1800 psicólogos y psiquiatras hayan redactado una carta de rechazo a la resolución judicial; que se haya hecho una propuesta por parte de UPN de reforma del Código Penal; que la ONU haya criticado la sentencia argumentando que subestima la gravedad de la violación y perjudica las obligaciones que existen para que se respeten los derechos de las mujeres.
como decía Cris en uno de sus últimos posts de domingo, elegir actuar, decidir moverse, dar sin esperar nada a cambio, empezar hoy, no abandonar, tener la justicia social y la libertad por bandera, impactar positivamente en la gente y en el mundo, luchar contra la inercia.
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