llevo un rato pensando en la importancia de las pequeñas cosas, en los detalles. me acuerdo que hoy, hace 17 años, mi primer novio me regaló un anillo con su nombre y la fecha que empezamos a salir grabadas en él. no sé por qué me acuerdo de esto ahora. fue un detalle precioso aunque en ese momento, una semana después de que mi padre falleciera, no supe darle el valor que tenía. es en esto que quiero poner mi atención, en estas cosas, en el presente. quiero estar absorta en el presente, quiero dedicar toda mi atención a lo que hago y a lo que me rodea, y descubrir la belleza que hay en ello.
me siento muy cerca de mi corazón, no sé cómo explicarlo. y no quiero que nada me desvíe de esto porque esto, esta sensación, es estar en casa, es estar en mí.
me apetece hablar con Glòria sobre aceites esenciales. me apetece hablar con Alina por el simple placer de hacerlo, porque me encanta su mundo y disfruto mucho cuando intercambiamos reflexiones. me apetece continuar con el curso de Monica, ahondar en el concepto de la belleza. me apetece seguir aligerando espacios en casa, hacerlos más acordes a lo que somos ahora. me apetece continuar leyendo libros de embarazo y crianza con miradas que me empujan dulcemente a ir más allá y más adentro, me apetece sumergirme en novelas que me trasladen a otros mundos. me apetece seguir nutriendo mi cuerpo con paseos por la naturaleza y con yoga, acompañarlo con suavidad en los cambios que está experimentando. me apetece meditar, crear estos espacios de silencio tan elocuentes internamente y que me desvelan capas ocultas de mí. me sobran series de netflix que no me aportan, ratos de móvil, conversaciones banales, tareas y obligaciones que me impongo…
el momento me pide introspección, retirarme; lo siento tan claro en mi cuerpo! y el ruido de fuera me asfixia y me apabulla, es como si hubiera una lucha entre mi necesidad de crear un espacio de silencio más grande a mi alrededor y la resistencia del exterior a permitirlo.
ir dentro y darme cuenta de qué tiene sentido para mí. valorar, antes de hacer nada, si me va a nutrir de algún modo: si ver esta serie tiene sentido para mí, si ponerme a hacer pan tiene sentido para mí, si apuntarme a este curso, si ver este directo, si navegar por instagram, si hacer esta clase online, si leer este artículo, si hacer esta meditación… cerrar los ojos y ver qué conecta conmigo, sobre todo ahora que se ha levantado tanta polvareda en forma de recursos y ofertas y actividades y demás, y que parece que hemos trasladado el ritmo frenético que llevábamos fuera dentro de cada hogar. permanecer bien cerca de mi corazón, en esta burbuja que he creado y que me protege.
encontrar ese equilibrio entre el dentro y el fuera, sintonizar con lo que me dice el corazón. y cuando la sensación de que no llego, de que debería ir más deprisa y alcanzar más, estar más fuera, más pendiente, más disponible… me invada; cuando sienta que mis ritmos internos no encajan con los externos y esto me cree angustia, vuelvo a conectar con el corazón, con ese espacio de paz, de amor y libertad sin límites que se crea dentro de mí. ese espacio en el que no hay ruido, en el que todo está bien, en el que todo es perfecto. ese espacio que no es otra cosa que mi hogar. vuelvo aquí cada vez que termine una tarea para volver a conectar con ello. vuelvo aquí cada vez que sienta que no lo consigo, que fracaso, cada vez que sienta que me alejo.
y este sintonizar con el corazón, este regreso al hogar, sirve para cualquier cosa, no es solo para lo que me apetece. poner una lavadora, preparar una comida o meditar, hacerlo todo desde el corazón. poner todos mis sentidos en cada cosa que hago. vivir desde aquí, desde la presencia, la confianza y la entrega; desde el amor.
pensamientos que surgen en meditación estos días, que tienen mucho sentido para mí y que comparto por si tienen sentido para alguien más. sin ánimo de decir a nadie lo que tiene que hacer o dejar de hacer, ni cómo; cada uno tiene una realidad diferente, un momento diferente, y las fórmulas de unos no aplican a otros, todos lo estamos haciendo lo mejor que sabemos y podemos a cada instante. y recordar también que la compasión empieza por uno mismo.
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