hace días, semanas, que le doy vueltas a la idea del cuidado: qué significa cuidarme, qué significa cuidar al otro… por una colaboración preciosa que va cogiendo forma poco a poco; por conversaciones con amigas; por el propio contexto actual, que nos ha sacudido a todos y ha requerido buscar dentro de nosotros recursos para sentirnos mejor; por mi situación personal, a poco de ser madre de un bebé…, todo me ha llevado a pensar en ello y me apetecía ordenarlo y compartirlo aquí por si resuena con alguien más, y por si a alguien le apetece compartir su punto de vista.
el cuidado hacia mí misma no puede existir sin conocerme, si no sé qué necesito. conectar conmigo misma, identificar mis necesidades y atenderlas es cuidarme. esta es, para mí, la base del cuidado y la única universalidad en el tema. la forma que tome, cómo se concrete este cuidado en cada persona es único para cada una. y esto me hace entrar muchas veces en conflicto con las listas cerradas que a menudo veo en redes, como si el cuidado consistiera en cumplir con cada uno de esos ítems. creo que estos listados tienen el riesgo de perjudicar más que de beneficiar porque parece que, si no lo hago todo, no me estoy cuidando, o que, si he intentado hacer algo que aparece apuntado y no me ha funcionado (meditar, madrugar, hacer yoga, escribir, cocinar plant-based…), hay algo en mí que no está bien. aunque personalmente me encanta que cada vez haya más personas promoviendo la importancia de atenderse, creo que muchas veces, sin quererlo, se consigue que la gente se sienta peor. no hay fórmulas únicas, lo creo de corazón. cada persona tiene que encontrar la suya, lo que tiene sentido para ella. y creo que cuando el cuidado se convierte en un listado de cosas por cumplir, en una exigencia, en una presión, en una obligación, pierde todo su sentido.
el cuidado para mí hace unos meses consistía, entre otras cosas, en hacer unos saludos al sol cuando me levantaba y en salir a correr varias veces por semana. ahora, en cambio, he sustituido los saludos al sol por unos minutos de baile suave, simplemente para despertar el cuerpo poco a poco, porque con los saludos ya no me sentía bien. y el correr lo he cambiado por más yoga, y ahora que ya incluso esto a veces es demasiado, por más paseos por la naturaleza. cuidarme ahora también es hacer varias pausas durante el día, a veces durmiéndome, a veces simplemente descansando el cuerpo. es hacer muchas menos cosas y hacerlas más lentamente, al ritmo que me marca el cuerpo. es permitirme estar disponible para los demás solo cuando siento que puedo estarlo de verdad. es los minutos que dedico por la noche a masajearme con aceite la barriga, los pechos y las lumbares para ayudar a la piel con los estiramientos que está sufriendo, entreteniéndome sobre todo en la barriga, como acariciando al bebé. es comerme en el desayuno un trocito del bizcocho que prepara semanalmente rícard y, a veces, repetir en la merienda. es acostarme pronto por lo general, aunque también es acostarme tarde cuando nos quedamos viendo una película o documental que nos tiene enganchados. es leer sobre embarazo y maternidad. es comer sin gluten, sin carne y sin lácteos en el día a día, pero también lo es cenar una pizza (con queso y con gluten) con Marta y Graeme un viernes por la noche en su casa. si el cuidado varía tanto en una misma persona, en función de cómo se encuentre y de su momento vital, cómo no va a hacerlo de persona a persona?
la conexión conmigo misma, encontrar esos espacios donde haya diálogo conmigo o, más que diálogo, escucha; esto es para mí lo único imprescindible para el cuidado. el fruto de esa escucha será diferente para cada una. salir a correr, descansar en el sofá, comprar flores, pintarse las uñas, hornear un pastel, jugar con un videojuego, dormir hasta tarde, madrugar, pintar, escribir, meditar, bailar, tejer, cantar, leer, no hacer nada, ducharse a la luz de las velas, masajearse el cuerpo con crema hidratante, tomar el sol unos minutos, observar las plantas, cocinar algo rico, ir a comer fuera, quedar con amigos, quedarse solo en casa, comer alimentos ecológicos… las opciones son infinitas; las opciones son lo que nos pida a cada uno nuestro ser. el diálogo permanente con nosotros mismos, esa escucha y observación personal; esto es lo único necesario para el cuidado.
y el cuidado no requiere grandes filigranas; no se necesitan espacios de tiempo amplios ni unas situaciones muy específicas, difíciles de conseguir en el día a día. lo bonito del cuidado es que es adaptable a las posibilidades de cada momento, a nuestras circunstancias personales. para mí, más que la suma de unos actos concretos, es una mirada, una actitud. y me parece que en épocas de cambio, de sacudidas internas y/o externas, estos momentos de cuidado se hacen más necesarios que nunca porque son momentos de arraigo con una misma; suponen regresar a casa, volver a ti.
yo espero con expectación y un poco de respeto qué cambios implicará la llegada del bebé en mi cuidado personal. soy consciente de que voy a perder gran parte del tiempo que ahora dispongo para mí y esto me crea cierta angustia. soy consciente, también, de que voy a ganar muchísimas experiencias, momentos y aprendizajes, la mayoría de las cuales ahora no puedo ni siquiera imaginar. como en cada elección, hay ganancias y renuncias, y me ilusiona y me asusta a la vez. en todo caso, esto ya lo veré en unas semanas…
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