a pesar de que me sigo empeñando en hacer planes y organizar días, la vida no se cansa de hacerme ver que lo mejor está en lo no previsto, en dejarse sorprender y, aún a riesgo de que suene vacío de significado por demasiado manido, en vivir la oportunidad que te da cada momento en lugar de centrarte en lo que se supone que debería haber sido. de este modo, la felicidad en estas últimas semanas ha sido…
…cambiar las bambas de correr por una hora de paddle surf con mi hermano un martes por la mañana; una fiesta sorpresa sencilla y sentida en el patio de l’àvia orquestrada por la familia de Rícard para celebrar que nos casamos; una comida en El Nacional con mi madre y con mi hermano recordando tiempos que parecen de otra vida; encontrar un bar pesquero muy auténtico en Montgat después de un día de playa fallido; engancharnos con mi hermano a la última temporada de Prison Break y buscar ratos como desesperados para verla juntos; descubrir la vida de alguien inspirador y que me conmueve; quedarme en Barcelona 3 semanas en lugar de 2; un rato de tranquilidad absoluta en el ferrocarril camino de Sant Boi; ir a nadar a la playa con mi hermano prontito por la mañana; sorprenderme con la generosidad de las personas; una felicitación el día de mi Santo de alguien inesperado; ver una película con mi madre un jueves por la noche; ensayar con mi hermano comedor arriba, comedor abajo, el paso de la ceremonia del día de la boda; cantar con la música tan alta en el coche que ni siquiera oigo mi propia voz, las canciones que marcaron mi adolescencia (y su infancia); un ramo de rosas enviadas por él desde Madrid el día de mi Santo; salir a correr juntos un sábado a las 21h
menos rigidez mental y más disfrutar de lo que te ofrece la vida (va totalmente por mí). feliz semana ***
{fotografía de Kate Holstein para Cereal}
{fotografía de Kate Holstein para Cereal}
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