qué difícil me resulta a veces… los días que estuve en Barcelona me faltaban horas para hacer todo lo que tenía que hacer, ver a quien quería ver, ir donde quería ir… fueron 7 días de un plan tras otro, de ir enlazando personas y gestiones y visitas. y no me gusta funcionar así, los que me conocen lo saben bien; me gusta poder saborear las cosas, aunque sea poco rato, pero saborearlas, no estar sufriendo por el reloj ni por lo que tengo que hacer después. acabé cancelando planes y llegando tarde a todas partes. cuando llegué a Madrid estaba rendida física y mentalmente. y ahora que estoy aquí… ahora es todo lo contrario, máxima quietud, y no lo llevo bien.
puedo llenarme el día de cosas y hay mucho que quiero hacer pero al mismo tiempo podría no hacer nada de nada y todo seguiría igual porque lo que quiero hacer es voluntario, sin imposiciones, y a ratos me cuesta encontrar esa voluntad y la motivación para seguir activa y no dejarme caer en el sofá a esperar que pasen las horas. sé que puede sonar a injusto, la falta de tiempo es el mal del siglo XXI, pero lo cierto es que nunca se me ha dado bien estar quietecita y ociosa, y supongo que ahora que el cuerpo poco a poco recupera su normalidad y la cabeza vuelve a funcionar lo noto con más fuerza y me cuesta de llevar.
sé que tengo que darme tiempo y mi falta de paciencia no juega a mi favor; que estoy en periodo de adaptación y que todo proceso requiere un tiempo. sembrar ahora para poder recoger los frutos más adelante, de eso se trata, pero hay días en los que me veo inmersa en una batalla conmigo misma y no sé qué hacer.
la tendencia es la de huir a Barcelona; ahí tengo amigos, familia y 500 cosas por hacer (la boda es en 2 meses y tenemos una lista de pendientes que parece que no acaba nunca). estar allí es fácil: me siento útil, acompañada y querida pero sé que es eso, una huida. el aprendizaje está aquí, en ser capaz de aceptar la situación, de tolerar la incomodidad que genera el vacío y la incertidumbre; creo que solo desde esta aceptación estaré yo bien y saldrán cosas significativas y con sentido. aprender a estar solo, a convivir con el silencio y el vacío, con el no saber… no creo que sea un aprendizaje fácil pero sí imprescindible para poder estar bien con uno mismo y, por ende, ser feliz.
tengo ganas de proyectos propios, de colaboraciones, de sentirme activa y viva pero sé que esto es un camino que no se hace en un solo día y, mientras lo recorro, intento ordenarme, marcarme unas rutinas y unos horarios, ciertas pautas que me hagan sentir cómoda con esta nueva situación; busco puntos de anclaje, cosas en el día que me hagan sonreír y que me ayuden a que pase mejor sin caer en la sobreocupación para no escuchar el vacío. aunque siempre he sido una persona muy pasional y con tendencia a los extremos, veo como la vida se empeña en mostrarme una y otra vez, a base de situarme justamente en esos extremos, que la clave está en el equilibrio.
me da cierto reparo publicar esto y mostrar algunas de mis batallas internas, pero también necesito sacarlo de mi cabeza y compartirlo; quizás con la esperanza de que alguien que haya pasado por lo mismo tenga alguna pista sobre cómo gestionarlo mejor o quizás solamente por el hecho de sentirme más acompañada.
pd. sobre construirse de nuevo & los cambios de etapa
pd. sobre construirse de nuevo & los cambios de etapa
Suerte con la boda!
Eres muy valiente y aunq no lo creas una tía muy fuerte.
Besos
Y me uno al resto de comentarios. Eres una pedazo de valiente, por escribirlo pero sobre todo por percibirlo. Y me alegro de que escribas también post así que nos muevan un poquito por dentro al resto.
Claro que te entiendo. La falta de rutina y de sentirse útil es vital. Pero date tiempo a ti misma. En ocasiones {y yo peco mucho de eso} somos demasiado exigentes con nosotros mismos cuando ni siquiera lo son los demás. Nos pedimos demasiado y nos "parece" que lo tenemos que hacer. Que tenemos que llegar a mucho más.
No pasa nada por parar y aprender a descubrirnos. Hacer cosas nuevas aporta mucho y nos ayuda a descubrirnos.
Un abrazo enorme*
Eli*
Y como te comprendo. Y como me veo en algunas cosas que escribes. Hace 2 meses he dejado un trabajo de 40 horas semanales por un trabajo de 30 horas semanales que me deja las mañanas libres. Y antes de empezar tenía una larga lista de cosas que deseaba hacer, que había dejado de lado. Y aquí estoy, y nada. Como tú, soy activa, me gusta hacer cosas. Y como tu luego pienso que si no hago esa bolsa de tela, pues no pasa nada. Nadie se va a dar cuenta. Luego la mala conciencia por estar "vagueando"...
No sé, no te voy a dar respuestas. Cada uno las encuentra. Yo creo que eso, un tiempo de adaptación. Dar tiempo al tiempo. Como dice Verónica Lalueza en el primer comentario, yo creo que en el silencio, encontramos nuestra voz. Poco a poco. Repito y confío, tiempo al tiempo. De momento es un tiempo de adaptación.
Y lo mismo que tú: te quejas porque no tienes tiempo cuando no lo tienes, y luego, antes el vacío, te quedas sin respuesta...
Curioso, no sé
Lo dicho, gracias por publicar.
Un abrazo
Besazos