en un barrio alejado de todo el turismo de la ciudad, en una área más bien modesta, de edificios altos, se encuentra esta pequeña gema. la idea de Teresa, su dueña (junto a su marido Pedro), a quien encuentras cada día detrás de la barra, era justamente esta, ofrecer un espacio cálido, bonito y acogedor, apartado de las calles más transitadas y de los centros de interés turístico de la ciudad.
Sanda me llevó a comer allí a los pocos días de llegar. yo lo tenía anotado en mi libreta de cuando Lorena lo recomendó en su blog. la semana pasada llevaba yo a Rícard a desayunar y hoy vuelvo a estar aquí porque este espacio pequeñito y sencillo tiene algo que me atrapa. me siento arropada, un poco como en casa, y me imagino que, alejada de ella como estoy por un tiempo, hay algo en mí que busca este tipo de lugares, aquellos que me hagan sentir el confort de un hogar, aunque sea el de uno ajeno.
creo que es su atención por el detalle la que hace que me sienta tan bien: las indicaciones en la carta con la información alimentaria para todo tipo de alergias; la música ambiental de fondo, apenas imperceptible; la galleta casera en forma de corazón que acompaña al café.
Teresa, con la ayuda de Margarida y Susana, hace que A luz ideal funcione. tienen dulces y tartas caseras que hacen, en su gran mayoría, cada día ahí mismo; el menú del mediodía es deliciosamente sencillo y hogareño: una sopa, un zumo natural y un plato a elegir entre dos, uno de ellos siempre vegetariano. también tienen tartas saladas y quiches, y los sábados ofrecen sus grande pequenos almoços o, lo que es lo mismo, un brunch. la luz cálida de otoño que entra por los grandes ventanales llenando la estancia es preciosa, ideal, no en vano este es el nombre del café. estoy sentada en una mesa esquinera, con la cara apoyada en la cristalera, los ojos cerrados, dejando que el sol me acaricie. siento cómo el sosiego se expande por mi cuerpo. ahora se está tranquilo. Margarida apunta en la pizarra los platos de hoy y Teresa está atareada metiendo unas tartas en el horno. a partir de las 12h empezarán a llegar los primeros clientes a punto para comer y el bullicio, las charlas y las risas ocuparán el espacio. los olores van transmutando a lo largo de la mañana; del goloso y azucarado dulce de las 10h al reconfortante y cálido de la sopa de las 12h. la gente pasa por delante y saluda con la mano; a pesar de que lleva abierto apenas un año y medio, ya forma parte del barrio.
hoy tenía el día libre y había decidido ir al centro a pasear y hacer algunas fotos pero, de hecho, lo que más me apetecía era estar aquí.
buena semana 🙂
buena semana 🙂
A luz ideal
Rua General Schiappa Monteiro, 2A
(esquina con la Estrada da Luz)
Besos