planes que caen en el último momento y, al final, solos los dos en una noche que, me gusta pensar, es mágica. una noche de limpieza, de dejar atrás aquellos pensamientos que nos limitan, aquellas creencias y prejuicios que nos obstaculizan y todo aquello que nos sobra o que ya no tiene sentido. lo cogemos todo y lo echamos a una hoguera imaginaria donde se funde con el fuego, quedando solo las cenizas que se llevará el viento.
y de esta forma volvemos a los inicios, a la esencia, a lo que verdaderamente importa. y en cierto modo, y sin darnos cuenta, nosotros hemos hecho lo mismo, plantándonos en el mirador con unos bocadillos y una cerveza como solíamos hacer cuando justo empezábamos y los restaurantes eran un lujo reservado para ocasiones muy especiales.
y así, sin más, estamos tú y yo sentados en el capó del coche y la ciudad que tanto queremos, a nuestros pies. en el cielo un espectáculo precioso de colores y formas del que somos espectadores privilegiados ilumina y embellece la ciudad.
y mientras comemos y reímos y contemplamos en silencio, pienso que no podríamos haber elegido mejor plan para esta noche.
deseo que tú también disfrutaras de una bonita verbena de San Juan. feliz jueves 🙂
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Aquellos maravillosos años....
Como siempre te digo, que bonito lo cuentas.
Un beso muy grande.