todavía ahora me cuesta poner en orden las emociones y experiencias vividas en la expedición fotográfica con Álvaro Sanz y Marta Vargas en Suecia. han sido 3 días (5, si cuento la ida y la vuelta) que han parecido por lo menos una semana. muy intensos, de muchos aprendizajes, sobre todo personales, donde la fotografía no ha sido más que el hilo conductor de todo lo demás.
podría hablar de lo que ha supuesto para mí estar 3 días conectada a mi cámara, pensando en imágenes, en contar historias y transmitir emociones a través de mi objetivo, de cómo esto me conecta con una parte muy profunda de mí que me emociona y me entristece a la vez porque para mí la fotografía es sinónimo de las mañanas recorriendo la ciudad en moto con mi padre capturando momentos. haberme sumergido en la fotografía 3 días y sacar a flote vivencias que tengo bajo llave ha sido doloroso a la vez que precioso.
podría hablar de lo que ha supuesto para mí irme 3 días con un grupo de personas desconocidas (aunque después haya tenido la gran suerte de encontrarme con Alejandra y Lorena), del terror que esto me daba por si no encajaba, por si me sentía sola, por si no gustaba… y de lo orgullosa de mí que me siento ahora por haberlo hecho. por fin he entendido desde el corazón que no se puede gustar a todos y que no pasa nada; que lo mejor es ser tú misma en todo momento y, si te apetece estar sola, estarlo; si quieres hablar, hablar; y si necesitas estar con gente, rodearte de ella.
podría hablar de la incomodidad que me ha supuesto vivir en plena naturaleza y convivir con garrapatas, con wáter sin cadena o con duchas que están fuera de la casa; de cómo esto me ha hecho valorar el cuarto de baño que tengo en casa o de cómo me he dado cuenta de que, a pesar de que nací para princesa, una se adapta a todo y sobrevive 😉
podría hablar de lo que ha sido para mí viajar sola, deambular por las calles de Estocolmo sin mapa ni reloj, parándome a tomar una foto cuando me apetecía y yendo hacia lo que fuera que captase mi interés en cada momento; del placer descubierto de cenar en un pequeño restaurante sin móvil, ni libro, ni nada para distraerme, observando cómo jóvenes de 5 idiomas diferentes se juntan para tomar unas cervezas o cómo unas mujeres se reúnen para ponerse al día con una copa de vino.
y podría hablar de la magia de poder disfrutar de un amanecer a las 3.30h de la madrugada (a pesar del frío gélido del momento); de las lágrimas de risa que me saltaban mientras jugábamos de madrugada para mantenernos despiertos; de las charlas sobre proyectos de futuro, deseos e incertidumbres mientras paseamos por el bosque; de la sensación de calidez al desayunar, comer y cenar los 18 como si fuéramos una gran familia; de la inspección que nos hicimos unos a otros en las cabañas en medio de la risa pero también de la histeria para descubrir si teníamos garrapatas; de lo que me ha tocado ver cómo María nos ha cuidado desde la cocina, no limitándose a alimentarnos sino a mimarnos con pasteles, tartas… dulces y salados caseros hechos con todo el cariño; de lo que me ha gustado conocer a Marta y escuchar lo que la llevó a Suecia, después de seguirla un largo tiempo por la pantalla, a través de sus fotografías y sus escritos; de cómo Alma nos ha enternecido y hecho reír a todos con esa dulzura que desprende, con sus pedorretas, sus aplausos al oír la voz de su padre y su risa contagiosa; de lo que me ha emocionado ver cómo Monica y Álvaro cuidan y crían a Alma, desde la tranquilidad, el dejar que experimente, y con ese amor profundo que transmiten en cada beso, cada palabra y cada abrazo que le dan; de lo que he disfrutado viendo cómo 14 personas de procedencias, caminos y experiencias tan diferentes nos reuníamos en una islita de Suecia porque nos podían las ganas de aprender de Álvaro, de vivir la fotografía de otra manera; y de cómo Álvaro consigue transmitir su gran estima por la fotografía, con esa energía inagotable y pasión que le caracteriza.
no sería verdad si dijera que han sido 3 días maravillosos, donde todo ha fluido fácilmente. este viaje era un reto personal muy grande, romper barreras muy consolidadas no es fácil, pero lo he hecho, y la sensación de satisfacción y orgullo ahora mismo me llena por dentro. yo estoy en época de cambios, de indecisiones y contradicciones, y este viaje ha sido un reflejo de ello: momentos realmente mágicos, difíciles de imaginar y de describir, y también momentos de preguntarme por qué habré venido y de ganas de volver.
pero esta expedición era lo que necesitaba para darme cuenta de que he cambiado, para reencontrarme y sentir con más fuerza que nunca que los miedos no tienen que limitarme porque lo que esconden puede ser realmente increíble. y eso no significa que desaparezcan, ni que los ignore…
feliz semana
pd. Alejandra y Lorena también han contado sus respectivas vivencias de esta expedición
Per cert, les fotos són precioses! veig que sí que 3 dies han donat per molt!;P
Un besote muy fuerte!
Por lo demás, me ha encantado oirtelo contar y disfrutar.
un beso muy grande bonita ***
La princesa del cuento se tuvo que espabilar, y son esos momentos los que nos hacen crecer y aprender.
Orgullosa de ti y con muchísimas ganas de volver a coincidir contigo en alguna aventura más... de momento me conformaré con encuentros espontáneos que también están muy pero que muy bien ¡¡
Nos vemos pronto ¡ deseosa que me cuentes en persona.
Abrazos grandes con todo el cariño.
un beso enorme princesa