La descubrimos por casualidad el sábado pasado, paseando por Gracia. Bajábamos por la calle Torrijos cuando vimos una cristalera grande, que dejaba ver una pared de azulejos, una mesa de madera maciza con pasteles, dulces y tarros de cristal llenos de mermelada y, al fondo, una cocina abierta. Decidimos entrar. Nos atendió Lorenzo, uno de los dos socios de Naná Yoti, y nos explicó que se habían instalado en el barrio 6 meses atrás, pero la historia de Naná Yoti se remonta mucho atrás:
Por un lado tenemos a Yoti, la mamá de Eleni, socia de Lorenzo. Eleni y su familia son de origen griego y hace muchos años empezaron a hacer pasteles y dulces caseros para amigos y familia. Sin apenas darse cuenta, se fue convirtiendo en un negocio, que fue creciendo a medida que los pedidos aumentaban de modo que, pasado un tiempo, decidieron abrir la primera Naná Yoti, y luego otra, y otra, y otras cuantas más.
Por otro lado están Eleni y Lorenzo, que se conocieron en Roma (Lorenzo es italiano), hace más de 10 años, en un curso de teatro y allí surgió una bonita amistad. No hace tanto, decidieron dar un paso más en su relación y hacerse socios, y así es como, en abril de 2013, Naná Yoti llegó también a Barcelona, una tienda de repostería 100% casera, que hace dulces de toda la vida, siguiendo las recetas familiares.
Como dice él, hacen lo que les gusta y, sin duda, eso se transmite en el resultado. Nosotros nos llevamos un tarro de tiramisú y un tarro de bavarois de chocolate. Porque sí, los postres individuales vienen en un tarro, como si fuera mermelada. Estaban verdaderamente ricos los dos. El tiramisú esponjoso y suave, y la bavarois, ligera (a pesar de ser una bomba calórica, no lo vamos a negar).
Además de hacer los postres con muuucho amor, el packaging está muy cuidado. Ponen mucho esmero en todo el proceso, desde la elección de los ingredientes, hasta la presentación del producto final. Y el resultado, claro está, no puede ser más que excelente.
Para nosotros ha sido un gran hallazgo y, personalmente, me encanta conocer la historia que hay detrás del proyecto, saber cómo empezó y por qué, le añade valor, sobre todo cuando ves que la gente apuesta por hacer lo que realmente le gusta y le pone pasión. Esa pasión es el elemento indispensable para que un negocio sea exitoso. Así que gracias Naná Yoti, recurriremos a ti cuando vayamos de invitados y nos toque llevar el postre o cuando nos queramos dar un merecido capricho, tranquilamente sentados en el sofá, con el tarro y una cuchara.
– dirección: c/ Torrijos, 37 (L3 Fontana / L4 Joanic)
– horario: de martes a domingo, de 10.30h a 15h y de 17h a 22.30h
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