Por fiiiiin!!!! Hacía muuuuchos días (semanas, más bien) que me apetecía hablar de este hallazgo pero, estando enferma, no encontraba el momento de ponerme a describirlo, de retocar las fotos… hoy sí, por eso, recuperándome poco a poco de todo este proceso y encontrándome cada día un poquito mejor, hoy me apetece «presentar» esta cafetería, este restaurante, este lugar de encuentro, que me encantó desde el primer día que me llevaron (gracias Xènia!) y que me gusta cada vez más.
Se trata del brunch & cake. Como decía, una cafetería y restaurante pero, sobre todo, un lugar de encuentro con mucho encanto. Cuando entras, en seguida te das cuenta del bullicio que hay, del montón de conversaciones que se dan a la vez pero no es, para nada, desagradable, sino todo lo contrario; es ese sonido de fondo de charlas y risas, de vida, en definitiva.
El vaivén de la gente es, como su cocina, non-stop. No se han acabado de levantar unos cuantos de una mesa, que ya van para allá otros tantos a sentarse. Me sorprendió lo variopinto que es el público. Hay mucha gente joven (adolescentes y veinteañeros), pero también muchas mamás con sus bebés que van a merendar, y gente mayor que va a tomarse un te acompañado de algo bien dulce. Aunque supongo que lo que más me llamó la atención es la cantidad de gente extranjera que hay (cómo lo hacen para enterarse de los sitios cool de la ciudad antes que los nativos??).
Decía que tienen cocina non-stop. La verdad es que la comida está riquísima y la carta se sale de lo convencional; sus platos tienen un toque diferente y se nota que detrás de cada uno hay dedicación y esmero. El día que comí allí disfruté con un pollo tandoori con arroz. Por no hablar de los postres que son, como siempre, mi debilidad. Pasteles caseros y cupcakes de todos los sabores. Qué más se puede pedir?
Otro punto (puntazo) a favor? el servicio. Las camareras son súper atentas y, a pesar del volumen de gente que hay, te dedican el tiempo que necesites para aconsejarte y siempre sonriendo.
Y la decoración… bueno, es de las que a mí me va. 🙂 De este estilo retro/vintage, todo en tonos blancos y neutros, con mesitas de diferentes tamaños de madera, y un par de sofás. Ah! y dos neveras SMEG!! (me encantan las neveras SMEG! Yo quiero una nevera SMEG!)
La verdad es que, a pesar de ser un local más bien pequeño, es de esos sitios agradables, que invitan a quedarte un buen rato, charlando tranquilamente a cualquier hora del día, ya sea para una comida entre semana, una merienda a media tarde, o un brunch de fin de semana (reconozco que este último lo tengo pendiente porque el día que lo intenté estaba todo lleno!)
Si os apetece probarlo, lo encontraréis en la c/ Enric Granados, 19 (esquina c/ Consell de Cent). No hay ningún metro al lado; los que quedan más cerca son L2-L3-L4 Passeig de Gràcia y L1-L2 Universitat
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