el martes compartí en mis stories de instagram un libro que me había sacudido y que acababa de terminar. cuando preparaba los stories me di cuenta de que estaba haciendo algo mal: estaba intentando condensar en dos fotos, que duran una media de cuatro segundos cada una, lo que me había impactado de la lectura, de qué trataba y algunas de las frases del libro que más me habían gustado. pensando la manera de acortar mis oraciones sin alterar el significado de lo que quería decir, me escuché decirme a mí misma: «esto no es para stories. si quieres compartirlo en stories, tienes que quitar la mitad del texto y, si quieres mantenerlo todo, compártelo en otro lugar». creo que a veces, por pretender que lo que comparto sea inmediato, fácil y accesible, me olvido de valorar cuál es la mejor forma, si necesito elaborarlo un poco más o ponerlo en un canal donde quizás lo vea menos gente, pero que sea placentero para la que lo vea. creo que a veces me sigo dejando llevar por las modas en lugar de escucharme, sigo queriendo el todo y ahora.
el domingo fui a pasear con Marta Vargas y Summer, su perrita cariñosa. hablábamos de que ahora ya apenas se leen blogs. yo he dejado de leer muchos. las visitas en mi página también son inferiores que hace un tiempo. lo entiendo. cada vez tenemos más estímulos y menos tiempo. queremos hacer muchas cosas y no llegamos a todo, tenemos que priorizar. también cambiamos y, lo que en un momento nos parecía interesante e inspirador, ahora ya no nos lo parece tanto. me parece lógico y saludable, tiene que ser así. pero me encontré diciéndole a Marta que, a pesar de que sabía que «ya no se leían blogs», mantenía el mío porque me encanta. porque me encanta tener este lienzo en blanco y compartir lo que pasa por mi mente en un momento dado; lo que me preocupa, lo que me ocupa, lo que me inspira… en la extensión que quiera y en el tiempo que necesite, lejos de la inmediatez y la restricción de otros canales donde hay que captar la atención de la forma más rápida y con la más brevedad posible. y me encanta tener ese poco o mucho feedback, esas palabras de alguien que está al otro lado de la pantalla y que, por lo que sea, sintoniza con lo que digo. esta sensación es preciosa, saber que alguien a quien quizás ni siquiera conozco en persona ha conectado conmigo. y, como yo cambio, este espacio muta conmigo. y ahora comparto con menos frecuencia de lo que solía y más personal de lo que acostumbraba. y quizás vuelva a cambiar, quién sabe, pero me gusta que exista este blog. me gusta mucho. y cuando el martes me vi intentando decir mucho en una red muy de moda, pero pensada para impresiones rápidas, decidí compartir el libro por aquí.
se llama Una dolça revolució (Una dulce revolución, está disponible también en castellano) y es una mezcla de biografía y reflexiones de Josep Pàmies, un campesino muy comprometido con la agricultura ecológica y con la acción social. a través de sus vivencias trata temas como la importancia de una agricultura ecológica, de proximidad y de temporada. su lucha contra los transgénicos y algunos datos estremecedores sobre su uso y los intereses que hay detrás de ellos. el conocimiento que tiene de algunas plantas y de sus cualidades medicinales, que ha ido descubriendo a partir de su cultivo, de la observación y de los centenares de testigos que las han tomado por alguna dolencia y que comparten con él su experiencia. el libro está lleno de información sorprendente (y, a veces, inquietante), apoyada por mucha bibliografía que queda recogida en un apartado final, pero, es por sus reflexiones y por las que invita a hacer al lector por lo que más me ha impactado.
a excepción de un apartado específico sobre plantas medicinales, que es más descriptivo (expone las propiedades de cada una, mezcladas con las experiencias de algunos testigos), tienes la sensación de estar conversando con él puesto que comparte las preguntas que se hace, lo que lo lleva investigar algunos temas y a denunciar ciertas prácticas. el último apartado, no obstante, es puramente reflexivo y a mí me ha parecido exquisito. en él habla de la necesidad de una nueva medicina, de una nueva ciencia y tecnología, de una nueva educación, de una nueva economía, de una nueva política y de un nuevo ser humano, y apunta lo que para él sería el escenario ideal en cada uno. ojalá sus ideas fueran la realidad vigente.
he disfrutado mucho leyéndolo y me ha hecho ganar más conciencia de la importancia de cuidar lo que como, de la importancia de cuidarme para preservar mi salud, de la importancia de cuidarnos unos a otros y de querernos y, sobre todo, de la importancia de cuidar de nuestra tierra, la naturaleza, esa que damos por sentado y que estamos destruyendo a un ritmo vertiginoso. me consideraba consciente y agradecida de todo lo que nos da la naturaleza, pero me he dado cuenta de que no tanto como pensaba. este libro me ha hecho pensar y ganar conciencia, y creo que estos son los dos mayores regalos que puede hacerme una lectura 🙂
Josep Pàmies no está libre de controversia. lo han detenido un par de veces por acciones sindicalistas de más joven y lo han multado muchas más por desobedecer leyes que impiden el uso de algunas plantas como alimento y de etiquetar alimentos con sus propiedades, entre otras. él mismo lo explica y cuenta también como su radicalismo no siempre le ha hecho favores. se le han otorgado muchas palabras y «verdades» que no sé si son ciertas. personalmente pienso que ha habido una campaña de desprestigio potente hacia él porque es una persona incómoda para muchos, pero lo cierto es que no tengo toda la información para afirmarlo. en todo caso, todos los datos que da como verdades en el libro son contrastados y se diferencian muy claramente de sus opiniones, que también ofrece. cuando el martes compartí los stories en instagram, un par de personas me contactaron con un punto de preocupación porque estuviera difundiendo su persona y su trabajo. la verdad es que aprecio que me contactaran y que compartieran su preocupación conmigo. a mí el libro me ha parecido inspirador en muchos sentidos y creo que las preguntas que él plantea nos las deberíamos hacer todos, por eso lo compartí en instagram y por eso lo comparto aquí también.
«Me niego a considerar como un adelanto cualquier tecnología o producto que comprometa nuestra salud y el equilibrio ambiental. Es cierto que en muchos casos suelen suponer comodidad, pero creo que sería un error confundirlo con el bienestar. El sentido común me dice que el progreso real no puede darse fuera del marco de la naturaleza; los seres humanos no podemos prosperar violando las leyes naturales a las que estamos sometidos.» (p. 238-239, Una dolça revolució)
«No se puede crecer de una forma ilimitada en un planeta que tiene unos recursos limitados. […] Vivir de una forma sostenible es no hipotecar el futuro de los que vendrán.» (p. 245, Una dolça revolució)
«La política o los movimientos sociales pueden ser herramientas muy útiles hasta cierto punto, pero solo podemos generar un verdadero cambio desde el ámbito personal. Creo que las pequeñas cosas que hacemos en el día a día son las que marcan la diferencia. Todos hablamos de la necesidad de que cambien las instituciones, los políticos, la pareja, los hijos, los padres… Pero no siempre tenemos el valor de ponernos delante del espejo para observar nuestras propias faltas. La revolución empieza en uno mismo.» (p. 249, Una dolça revolució)
pd. otros libros inspiradores para mí: el arte de llevar una vida creativa, el don de la sensibilidad & el poder del ahora
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