se conocieron en la carrera, estudiando industriales, eran las 2 únicas chicas de su clase. allí empezó una amistad que el tiempo no ha hecho más que fortalecer. cuando se incorporaron al mundo laboral, ambas lo hicieron en grandes empresas, de esas en las que eres una pieza más del engranaje, una hormiguita, como dice Andrea.
hace un año y medio, a la vuelta de un viaje de París de Sara, mientras se ponían al día con un café, Sara le contaba a Andrea cómo, estando de viaje, había sucumbido a la tentación de comprar una vela grande, lujosa y olorosa de una marca conocida. Andrea, a la que le gustan mucho las fragancias y las velas, le explicó que esa vela, a pesar de ser bonita, no era ni de calidad ni buena para el medio ambiente pues la cera (como en la gran mayoría de los casos) estaba hecha con parafina, un derivado del petróleo que hacía que, al irse quemando la mecha, el vaso de vidrio que la sostenía quedara ennegrecido. esa conversación que empezó de la forma más casual e inofensiva posible, acabó con la convicción y entusiasmo por parte de las dos de juntarse y crear una marca de velas que, además de bonita y artesanal, fuera 100% respetuosa con el medio ambiente. nacía lellar.
durante el siguiente año se dedicaron a profundizar y mejorar sus conocimientos sobre el proceso de elaboración de una vela, a visitar tiendas, a ver fábricas que producían para grandes marcas y para marcas pequeñas, a preguntar mucho, a buscar y conocer proveedores que estuvieran alineados con sus valores, a probar varios tipos de pinturas en sus casas hasta dar con los acabados que les gustaban, a pensar cómo sería su marca, a definir su imagen, a redactar los textos que irían a la web, a hacer fotografías… fue un año de mucho trabajo que fueron haciendo en sus ratos libres, en las noches y en los fines de semana hasta que, estas pasadas Navidades, recién estrenadas como proyecto, una tienda les hizo su primer pedido.
el resultado es… perfecto, lo creo de corazón. las velas vienen en un recipiente de vidrio reciclado que han pintado ellas a mano con pinturas al agua, sin disolventes. la cera que utilizan es de soja, libre de parafinas, y la mecha, de algodón orgánico. la fragancia de cada vela procede de la mezcla de diferentes aceites esenciales naturales que han elegido ellas minuciosamente después de realizar varias catas. así, hay velas más florales, como la coquelicot, con corazón de jazmín y flor de naranjo, otras más cítricas y ligeras, como almiah, otras más afrutadas, como Umi…
quedé con Andrea, la mitad de Lellar, el fin de semana que fui a Valencia (Sara, la otra mitad, vive actualmente en Qatar por trabajo). había descubierto las velas unos meses atrás, gracias a las redes sociales. me gustó de inmediato la imagen que transmitían y me metí en su página web para indagar más. conforme leía en su página sobre el proyecto me fui emocionando más y más y, cuando supe que iba a Valencia, no dudé en escribirles para saber si me podía ver con ellas.
en casa de Andrea aprendí al detalle cómo era todo el proceso de elaboración de una de sus velas. aprendí que Sara es la parte creativa, la que se encarga de todo lo que tiene que ver con la marca: la imagen que transmiten, los textos, las fotos… y Andrea es la parte operacional, el contacto con los proveedores, con las tiendas. aprendí que el nombre, Lellar, en realidad significa muchas cosas: significa hogar (llar, en valenciano), significa ella y significa Francia, la conversación que lo originó todo. aprendí que lo que quieren es enamorar a la persona que compre una de sus velas, crear un poco una pieza de arte.
no necesitamos más cosas, tenemos de todo. al contrario, si necesitamos algo es consumir menos, pensar mejor antes de hacer cualquier comprar qué uso le vamos a dar, cómo se ha elaborado, qué impacto tiene en nuestro entorno. creo firmemente que tenemos que vaciar nuestros armarios, nuestras casas y nuestras mentes del ruido con que los llenamos, de las cosas que no nos aportan nada y que ni siquiera recordamos por qué tenemos en primer lugar. creo que una vida con menos posesiones da más espacio a lo esencial, a lo que nos llena, nos inspira y nos hace felices.
no necesitamos todas las marcas que existen hoy en día. no necesitamos siquiera una décima parte de ellas. pero sí necesitamos marcas así, como Lellar, que están hechas con el corazón y desde la convicción, que cuidan todo su proceso y miman todos los detalles; marcas que no han venido a generar más ruido, que están aquí para que, el día que quieras hacer(te) un regalo, tengas a disposición la vela más bonita y bien hecha que hay. necesitamos que lo que nos rodee nos conmueva y nos transforme de algún modo, nos haga sentir bien. necesitamos más de esto, lo creo firmemente.
salí de casa de Andrea con el entusiasmo que siempre siento cuando encuentro personas y marcas así, llena de confianza de que hay muchas personas que, como yo, quieren hacer de este mundo un lugar más bello, más consciente y respetuoso.
(puedes seguirles la pista, además de en su página web, en instagram).
pd. otro proyecto que me gusta mucho
{todas las imágenes son de Lellar, realizadas por Sara}
Gracias y un abrazo