vuelvo a compartir un vídeo. esta vez es de Estocolmo, de la mañana que pasamos en nuestro querido bosque antes de mudarnos, y de los dos días que estuvo mi hermano con nosotros.
me apetece escribir, pero me siento un poco bloqueada. por mi cabeza pasan muchas cosas últimamente, cambios internos que percibo en mí y que a veces no sé cómo traducir en acción sin alterar el orden de las cosas o sin herir ni decepcionar a nadie; muchos interrogantes sobre cómo vivimos, sobre cómo nos relacionamos, sobre lo que pedimos y lo que esperamos de los demás; mi definición de hogar, que ahora mismo no acabo de sentir dónde está o, mejor, sí que lo sé, pero a ratos me cuesta un poco de aceptar; sentimientos contradictorios que me pesan… a veces siento que se forma tal embrollo de pensamientos, que necesitaría un embudo para canalizarlos uno a uno. entonces prefiero no decir nada y observar cómo se van desarrollando y encontrando su lugar. y en momentos así las imágenes hablan mucho mejor de lo que podría hacerlo yo.
disfruto haciendo estos vídeos. me sabe mal ver cómo mis conocimientos (tan mínimos) limitan la fuerza y la belleza que tienen para mí estos momentos cotidianos, estos paisajes, pero con práctica iré mejorando. y para mí cada vez va más de esto: de saber apreciar y disfrutar la belleza que nos rodea, la diaria, la que siempre está; de encontrar placer y sosiego en las pequeñas rutinas, en el día a día. no hay certezas, esto es algo que también merodea en mi cabeza últimamente. no hay ninguna certeza ni nada a lo que agarrarse y este pensamiento me asusta porque me hace sentir sola y desamparada. pero sí que hay el hoy, el en este mismo instante, y me da mucha alegría ver que cada vez soy más capaz de fundirme en él porque, cuando lo hago, todo lo demás desaparece y solo queda esa sensación de paz conmigo misma, de sosiego y de profunda gratitud. creo que fue Eckart Tolle quien dijo que la vida es un eterno presente, y así es.
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