a pocos días de cumplir un año más, hay un pensamiento que se me repite una y otra vez. más que un pensamiento es una necesidad. la necesidad de ser más honesta, de ser yo al 100%, con mis virtudes y mis defectos, mis fortalezas y mis vulnerabilidades. la necesidad de ser más honesta conmigo misma y con los demás, de sentirme más alineada. y en esta honestidad voy a poner la intención en el nuevo año que empieza para mí.
porque me he dado cuenta de que la honestidad, lo auténtico, es lo único que resuena conmigo. no me siento cómoda disimulando, aparentando algo que no soy, no expresando mi opinión (con cariño y con respeto) cuando siento la necesidad, haciendo algo que no me sale del corazón, guardando las apariencias. del mismo modo, tampoco sintonizo con esa obsesión que, como sociedad, tenemos por aparentar que todo está bien siempre, que todo es perfecto, que nuestra vida es sacada de un cuento de hadas. no sé si lo mueve el impulso por agradar, el miedo a no cumplir las expectativas, a estar fuera de lugar o a ser juzgado pero creo que no nos hacemos ningún favor cuando entramos en ese juego.
me he dado cuenta de que, cuando uno se muestra tal y como es, se crea el espacio para una conexión sincera y profunda con otra persona. y eso es lo que quiero yo, conexiones reales, conmigo misma y con los demás. hay algo tan refrescante y sanador cuando alguien te habla y se relaciona contigo desde el corazón, cuando no hay corazas ni disfraces, cuando lo que ves es lo que hay. no quiero más superficialidades ni ruido mental, me apetecen cosas genuinas, que me toquen, me conmuevan, me cuestionen y me transformen de algún modo. y eso no significa regodearse en la queja o quedarse en la postura de la víctima; hay mucho de bonito en cada día y soy la primera que quiere verlo, apreciarlo y manifestarlo. creo que se trata simplemente de mostrar lo que uno ve, lo que uno cree y siente, lo que uno es. y quiero que este espacio también lo refleje. siempre he sentido el blog como una extensión de mí, un espacio que muestra, de forma más o menos directa, mi estado personal, y ahora necesito esto pero un poquito más, media vuelta más: un espacio que fluya conmigo, abierto y honesto en el que yo y todo persona que se sienta cómoda y le apetezca, pueda compartir un poco. si acallo el ruido de mi mente, si pongo una por una todas las cosas que me gustaría lograr en el próximo año (asentamiento profesional, sensación de dirección firme, retirar toda la medicación, un cambio de ciudad, un embarazo), esto es lo que habla más fuerte, como si estuviera en la base de todo lo demás. y yo quiero construir sólido y estable, y siento que estos son los cimientos para mí, lo que tengo que asentar primero.
agradecida por verlo con tanta claridad, con ganas (y un poco asustada) de dar un paso más en esta dirección, ilusionada por cumplir años en compañía de mis 3 personas favoritas, expectante por lo que traerán los 32 y dispuesta a vivirlo todo con el corazón abierto.
Particularmente, me he sentido muy, muy identificada con este deseo: "no quiero más superficialidades ni ruido mental, me apetecen cosas genuinas, que me toquen, me conmuevan, me cuestionen y me transformen de algún modo". Tanto que me he decidido a escribir aquí y decirte que me gusta mucho lo que haces porque creo que es genuino y toca y conmueve...
Feliz cumpleaños aunque sea algo tarde.
Es tan complicada la vida que la simplificación vanal de las redes ofende el pensamiento razonable, no ya sensible...
Te dije en el primer comentario que te dejaba en el blog, que fueras feliz en Estocolmo pero ante todo fueras "tú". Esta idea o concepto no es mía, sino de mi tatarabuelo.... Mi padre, que tampoco está ya aquí, me hizo partícipe de ella cuando era muy joven, y no la entendí. Ahora sí la entiendo. El abuelo de mi padre no era un hombre culto, ni mucho menos, pero es evidente que sabía pensar y sentir...
Un abrazo.