Rícard suele decir que una de las cosas que más le gusta de mí es que sé escucharlo. todavía hoy a veces me sorprendo cuando lo dice porque a menudo no me siento buena escuchadora.
aunque todo el mundo da por sentado que todos sabemos escuchar, a mí me parece una de las cosas más difíciles que hay.
aunque todo el mundo da por sentado que todos sabemos escuchar, a mí me parece una de las cosas más difíciles que hay.
en la universidad, los profesores nos insistían mucho en la «escucha activa»; era una de esas habilidades imprescindibles para una profesión que se basaba en la relación de ayuda. en ese momento poca importancia le daba, me preocupaban más otras habilidades que sentía que debía mejorar.
cuando empecé a trabajar, a diario escuchaba a personas con problemas mucho más grandes que la capacidad de la ONG para resolverlos. sentada en el despachito donde hacía las entrevistas, mi sensación de impotencia y angustia aumentaba a medida que oía sus relatos. en mi cabeza, mientras ellas hablaban, yo repasaba todos los recursos y soluciones que podía ofrecer. poco o nada tenía aquello de escucha activa. llegó la crisis y, con ella, los problemas de las personas aumentaron y los recursos de las instituciones disminuyeron. no sé exactamente cuándo fue pero una tarde salí de una entrevista con una madre muy al límite y, cuando nos despedíamos, me agradeció mi ayuda. me quedé descolocada; la mujer tenía muchos frentes abiertos y no había nada que la institución pudiera hacer por ella. no supe qué decirle pero, de vuelta a casa, desgranando la entrevista me di cuenta de que lo que realmente había hecho había sido escucharla con toda mi atención. y aquello me hizo pensar que eso era algo que sí podía ofrecer: mi presencia, mi atención, mi interés; podía transmitir un ahora estoy por ti, cuéntame lo que quieras o necesites porque ahora solo estoy por ti. y claro que eso muchas veces no era suficiente, las personas acudían con problemas gordos que requerían de intervenciones pero esa escucha, la llamada escucha activa, era muy importante en un momento en que los recursos no daban para mucho. eso lo aprendí ahí y desde entonces he intentado tenerlo siempre muy presente.
a menudo pensamos que cuando una amiga, pareja, compañero de trabajo… viene a contarnos un problema, espera una solución por parte nuestra, pero eso no es así la gran mayoría de las veces, creo que eso es más nuestra sensación de deber (o mi sensación de deber) y de querer ayudar a una persona querida; cuando alguien viene a contarnos algo es porque necesita que le escuchen; que nos escuchen nos ayuda a sentirnos comprendidos. no solemos necesitar respuestas; las respuestas, aunque a veces no las veamos, ya las tenemos nosotros, no pueden venir de fuera. lo que necesitamos es atención y un espacio cálido en el que sentirnos comprendidos y valorados para, desde ahí, poder conectar con ellas. y aunque a menudo nos asalta el «síii, a mí me pasó lo mismo cuando…», y nos tienta la idea de empezar a hablar de nosotros, es mucho mejor reprimirlo y cambiarlo simplemente por un «pues vaya putada», un abrazo, una pregunta, un gesto… sin dejar que el relato sobre una misma engulla la necesidad de la otra persona de ser escuchada y atendida.
la semana pasada volví a coger el núm. 16 de la revista Kinfolk que leí en verano y releí un artículo que hablaba justamente sobre la comunicación y la escucha; me dio por pensar y escribir lo que siento al respecto, de ahí el post de hoy. en el artículo aparece esta frase que me gustó mucho, creo que recoge perfectamente lo que perseguimos al hablar: cuando hablamos estamos eligiendo compartir y, si lo hacemos, a menudo es porque queremos que alguien nos escuche.
creo que la escucha es un elemento imprescindible de una comunicación más consciente. no sé si lo que digo tiene algún sentido para ti o si lo ves de la misma forma; si te apetece, me encantará leerte en los comentarios.
feliz semana ***
pd. sobre el self love o amarse a uno mismo
{fuente de las imágenes: 1 – 2 – 3 – 4}
feliz semana ***
pd. sobre el self love o amarse a uno mismo
{fuente de las imágenes: 1 – 2 – 3 – 4}
Respecto a tu trabajo... Puff, por lo que comentas supongo que debe de ser duro encontrarse en ese tipo de situaciones pero, tal como comentas, seguro que simplemente con escuchar de verdad ya estás ayudando.
Un besete.
gracias por comentar, un beso!