sobre la isla de java (indonesia parte i)


java, indonesiaindonesia fue un viaje muy especial, sin duda. no solo era el viaje más largo que habíamos hecho hasta la fecha y nuestra luna de miel, sino que tuvimos la sensación de hacer muchos viajes dentro de uno mismo, de pasar por fases y experiencias muy diferentes entre si. no sé cuántos posts saldrán de aquí, quizás 2, quizás 3, pero lo cierto es que no me apetecía condensarlo todo en un mismo relato, quería volver a revivir cada parte del viaje como si fueran independientes, que es como lo sentí.

al pensar en la isla de Java, la primera que visitamos, me vienen a la cabeza el enraizamiento de las tradiciones, la magnificencia de sus templos y lo increíble de sus personas.

indonesia es un país compuesto por más de 17 000 islas, la mitad de las cuales son totalmente vírgenes y están deshabitadas. es un país en el que conviven 300 lenguas diferentes y 5 religiones oficiales: el islamismo, el cristianismo, el budismo, el hinduismo y el confucionismo, aunque el 80% de la población es musulmana. la capital, Yakarta, está en la isla de Java, la más poblada de todas, con 145 millones de habitantes. Yakarta es la capital política y, en cierto modo, financiera, pero la ciudad en si es un tetris de edificios altos y grises e infinidad de coches, no tiene mucho encanto. como ni amigos ni guías turísticas la recomendaban, hicimos solo una noche allí, bien cerca del aeropuerto, para volar a Yogyakarta a la mañana siguiente, la ciudad más importante de Java en cuanto a cultura e historia se refiere.

java, indonesia


jamu, yogyakarta, indonesia

coches, motos a puñados, becaks (bicicletas de 3 ruedas para 2 pasajeros) y bicis conviven en un magnífico y ordenado caos en Yogyakarta (o Yogya, como la llaman la mayoría) al circular por una única carretera con un carril para cada sentido, donde los peatones se las apañan como pueden entremezclándose con todos puesto que las aceras son prácticamente inexistentes. en las calles se ven puestos de comida callejera cada pocos metros, gallinas que deambulan ajenas al bullicio que las rodea, turistas que no se atreven a cruzar la calle por miedo a morir atropellados y javaneses que dormitean en sus becaks a la espera de que alguien les pida servicio. las calles perpendiculares a la principal (que atraviesa prácticamente toda la ciudad), sin embargo, son mucho más tranquilas y paseables. una ciudad de contrastes, eso es lo primero que pensé.

ahí descubrimos el jamu, unas bebidas medicinales hechas a base de agua, especias y el agua que sueltan las plantas y hierbas al exprimirlas. el conocimiento que tienen sobre las propiedades de cada planta, flor y especia me dejó perpleja. cuando vas al médico en Java (y en Indonesia en general), no solo te recetan medicamentos, sino también un jamu adecuado a tus dolencias. repartidas por la ciudad hay cafeterías donde solo sirven jamu (de infinidad de tipos) y las especias y plantas tienen mucho protagonismo en los mercados. lo puedes tomar si te duele algo o tienes malestar, pero también para mejorar tu estado de salud general o reforzar una parte del cuerpo, como hacen niños y abuelos, que lo beben a diario. una ciudad moderna que conserva tradiciones y costumbres ancestrales.

especias, yogyakarta, indonesia


lo que más me impactó de Java, y yo diría que de todo el viaje, fue la experiencia en Borobudur, el templo budista más grande y más importante del mundo, y declarado una de las 7 maravillas del mundo:


llegamos antes de las 5h para poder ver la salida del sol desde lo alto del templo pero la lluvia y la niebla no daban tregua y nos quedamos tomando un té calentito en la recepción del único hotel del pueblo mientras escuchábamos a Atik (oriunda de Borobudur) contarnos que el templo fue el regalo de un rey budista a un rey hindú porque sus hijos se iban a casar y no querían empezar su relación enemistados (por la diferencia de religión). la escuchamos hablar de cómo el templo representa los aprendizajes que vamos haciendo a lo largo de la vida hasta que conseguimos la iluminación o nirvana, propia del budismo; de cómo en los niveles más bajos del templo las piedras son desiguales y no están alineadas porque los aprendizajes que hacemos en la vida al principio nos cuestan más y solemos tropezar con la misma piedra varias veces; de cómo a medida que asciendes, las piedras se convierten en campanas simbolizando el estar despiertos y alerta (awareness), actitud que deberíamos adoptar en la vida según el budismo, y están colocadas simétricamente porque aquí ya tenemos más nivel de conciencia; de cómo las primeras campanas tienen agujeros en forma de rombo porque estos representan las «maras», las cosas que nos siguen desestabilizando y desviando de nuestro centro y camino (el egoísmo, la envidia, la codicia, la rabia…) y después tienen forma de cuadrado porque vamos progresando; y de cómo al llegar a la cima hay una única campana inmensa y sin agujeros porque aquí ya hemos alcanzado la iluminación. 

borobudur, yogyakarta, indonesia
borobudur, yogyakarta, indonesia


anduvimos por el templo mientras observamos la vida de Siddhartha (sabio en cuyas enseñanzas se basó el budismo) representada en relieve sobre las piedras y escuchamos sobre los aprendizajes y descubrimientos que hizo. caminamos durante media hora en silencio, cada uno a su aire, en un paseo meditativo, fijándonos bien en cómo caminábamos y observando la belleza del paisaje que nos rodeaba. lo más especial de todo, sin embargo, para mí fue ella, Atik, una persona sencilla, humilde, que predica con lo que cree, que reconoce sus dificultades y sus tropiezos pero que no parece desistir ni un momento en su propósito. una persona cuyo deseo es alejar a los niños de la región de Borobudur de la venta ambulante de souvenirs y se dedica a formarlos en inglés y en lo que ella llama «life skills», habilidades para la vida, que les permitan trabajar en un restaurante, en el hotel del pueblo o en una guest house y tener un salario más digno y un futuro profesional más prometedor. la escuchamos contar cómo su sueño es construir una escuela donde ella pueda formar a los profesores para poder llegar a muchos más niños y jóvenes de a los que ella llega en sus tutorías, y cómo el dinero que gana de las visitas guiadas al templo lo destina a este sueño, del mismo modo que ha escrito un libro sobre religiones y maneras de vivir que va traduciendo poco a poco al inglés en sus (muy escasos) ratos libres para poder venderlo después online y así recaudar más dinero para su escuela. y tú la escuchas, con su humildad y su ilusión y su absoluta convicción y confianza en su proyecto y te parece un gran ejemplo de inspiración.

borobudur, yogyakarta, indonesia
templo budista, yogyakarta, indonesia
si recuerdo los días que vivimos allí, pienso que de Java me llevé…

…el valor de las tradiciones y del conocimiento adquirido por muchas generaciones antes que la mía y la importancia de preservarlas

…la toma de conciencia de la fuerza que da la dirección y el tener un sueño en el que crees firmemente

…el asombro ante la capacidad del ser humano para construir cosas maravillosas que parecen imposibles

…la certeza de que lo más importante es vivir en paz contigo mismo, en armonía, de modo que está bien escuchar y aprender sobre religiones, formas diferentes de entender y vivir la vida… para quedarte únicamente con aquello que te habla, con lo que va contigo

…el convencimiento de la potencia que tiene ser un ejemplo de lo que crees; no decir lo que crees que hay que hacer, hacerlo; la acción tiene infinita más fuerza que las palabras


la verdad es que empezar el viaje con estas experiencias fue un gran regalo 🙂

cerámica, yogyakarta, indonesia
cerámica, yogyakarta, indonesia




recomendaciones:

. kaleidoscope of Java. para visitar Borobudur, recomiendo sin duda ir con Atik, que es una persona de allí, que ama y siente un profundo respeto hacia su pueblo y el templo y que, con sus explicaciones y sus vivencias, va mucho más allá que una simple visita turística (a los 2 días de ir a Borobudur, fuimos a Prambanan, que son unos templos hindús espectaculares; contratamos la visita con un guía del templo pero no tuvo nada que ver; el lugar me pareció precioso pero estoy convencida de que no capté ni entendí la mitad de lo que estaba viendo). en la visita con Atik y su marido, después de ver el templo, visitas unos pueblos del alrededor, centrados en la producción artesanal de cerámica, comes una sopa hecha por la madre de Atik que está impresionante en un restaurante muy sencillito, ves cómo se hace el azúcar de coco en una casa de construcción típica javanesa, visitas otros 2 templos… creo que captas mucho mejor qué es Borobudur y cómo se vive en la región (dentro de lo que da una visita de un día) y ella es, sin duda, alguien a quien merece la pena conocer  

. via via tours. para cualquier otra visita guiada por la ciudad de Yogyakarta o alrededores, yo la haría con via via tours, que son una agencia de gente joven y muy entusiasta y motivada con su trabajo, con mucha variedad de visitas y excursiones que se salen de los recorridos turísticos habituales (nosotros hicimos la visita sobre el jamu con ellos, y fuimos al templo de Prambanan también con ellos, en moto, por carreteras secundarias que pasaban por pueblitos y así pudimos ver un poco de los alrededores). tienen por otro lado, una guest house donde alojarte, una tienda de comercio justo, un restaurante con comida orgánica, una panadería donde elaboran cada día ellos mismos su pan, y ofrecen clases de yoga diarias, clases de cocina… la verdad es que son una agencia 10

hotel Rumah Mertua. es el hotel donde nos alojamos. está a las afueras de Yogya así que hay que coger un taxi para ir al centro de la ciudad pero, a pesar de esto, a nosotros nos salía más a cuenta por estar alejados del bullicio. es un hotel pequeñito, de 11 habitaciones, sencillo y muy agradable. cada habitación tiene un pequeño porche donde leer, escribir o quedarte tumbado, y el espacio de la piscina y restaurante, todo al aire libre, también está muy bien. yo, si volviera, repetiría en este alojamiento seguro

cerámica, yogyakarta, indonesia
restaurante, yogyakarta, indonesia
restaurante, yogyakarta, indonesia
flor de loto


3 Comments

  • Anna que ganas tenia que nos contases tus vivencias de tu viaje de novios, sabia que sería así....así de bien contado con tanto detalle, con tanta dulzura al escribir de las cosas, me gustaría conocer Atik cuando haces las cosas que te gustan las trasmites para que también gusten al resto (un poco de eso me pasa contigo) que bonita la historia del templo es verdad lo que cuentas de como se va formando una vida en común, me ha encantado lo volveré a leer mas detenidamente, bueno Anna sigue contando en todos los capítulos que quieras del viaje y disfruta y haznos disfrutar de cada momento, un beso pero que muy gordo.
  • ay, Elena, muchas gracias por tus comentarios, de verdad, no sabes cuánto me alegra leer que te llegan y te gustan los escritos. gracias! un beso bien grande ***
  • […] visitarlos. . swasti eco cottages. fue el hotel donde nos alojamos y para nosotros fue un acierto. como en el caso de Yogyakarta, no estábamos en el centro de Ubud pero en 10minutos en taxi nos plantábamos allí. es un hotel […]

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